NAVIDAD MUNICIPIO GUASIMOS
Sentado
ante mi ordenador, sintiendo este friíto sabroso de diciembre, que
imperceptible se cuela por los resquicios de las ventanas cerradas, se mete indiscretamente
por debajo de mi ropa y compite con el olor del pernil que mi esposa hornea para
la noche de navidad, me envuelve su hálito regocijante, dejo atrapar mi niño interno por la magia del
momento, me asomo a la venta cerrada,
mirando a través del cristal el
resplandor glacial de la luna decembrina, mis pensamientos van hacia la
noche, hacia las estrellas que lejanas me miran curiosas. Pienso en la navidad,
en nuestras costumbres locales en ese folclore caótico de las fiestas
tradicionales y decido investigar un poco sobre su origen. Me sumerjo en la emoción,
y escribo lo que seguidamente les entrego.
Disfraz típico |
Conocer de manera exacta el año en que se festejó la primera
víspera de misa de aguinaldo y la forma en que se realizo este festejo, es una
tarea harto difícil por no decir imposible. De manera que me limitaré a
describir algunos conceptos generales sobre estas celebraciones, que en manera
de ver de algunos historiadores corresponden a sobrevivencias de formas
evangelizadoras en tiempos coloniales. El caso es que el aguinaldo en su
concepción corresponde a un vocablo romano que considero innecesario definir
aquí. En Europa correspondía a la paga extraordinaria que recibía el
trabajador, generalmente en diciembre por el año de trabajo, en España los niños reunidos en pequeños
grupos recorrían en diciembre los vecindarios vecinos cantando villancicos y
pidiendo su “aguinaldo”, en Venezuela se fusionó el cantar del villancico y la
costumbre de pedir aguinaldo, se transformó en un género musical, se quedo para
siempre y es parte de nuestra navidad, es un estilo musical hermoso y querido
que llena nuestros corazones y hogares en los días festivos de la navidad.
En el año 1878 es nombrado el papa León XIII quien dentro de su
pontificado aprueba la introducción de cantos de parranda con instrumentos tradicionales
cuatro, charrasca, furro y maracas en las misas celebradas en la madrugada de
los nueve días consecutivos antes de la pascua de navidad, son misas que conmemoran las jornadas de José y María en Belén. A partir del 16 de
Diciembre, las celebramos en los templos católicos de Venezuela, es costumbre
realizarlas a las 5:30 am, pero en algunos lugares se ofician en horas de la
tarde o noche. Sin embargo, la costumbre es amanecer en una misa de aguinaldo.
Desde tiempo inmemorial dentro
del marco del adviento (preparación al nacimiento del niño Jesús) llenas de la
mejor tradición, las misas de aguinaldo,
preceden a la misa de media noche o “misa de Gallo”. Me detengo un poco en la
narración para dar a conocer a aquel quien no lo sepa el porqué llamamos “misa
de gallo” a la liturgia celebrada en la noche del 24 de Diciembre: llamada así
por empezar a celebrarse en el siglo V digamos que por los años 401 a 500 de
nuestra era, el papa Sixto III introdujo en Roma la costumbre de celebrar a la
media noche del 24 de Diciembre “EN SEGUIDA DE CANTAR EL GALLO” una vigilia
nocturna para conmemorar la natividad, la misa tenía lugar en un pequeño
oratorio llamado “add praesepium” cuya
traducción es “ante el pesebre” situado detrás del altar mayor de la Basílica
de Santa maría La mayor de Roma.
En
Venezuela, en un pueblito llamado Palmira perteneciente al municipio Guasimos
del Estado Táchira, sus habitantes celebran las vísperas de las misa de
aguinaldo y de media noche con una costumbre que podríamos catalogar de pagana,
una especie de rito que se ha repetido casi inalterable desde los primeros años
del siglo XX, un culto incrustado en lo
más hondo de la tradición religiosa
propia de la época. Nos referimos a las caravanas que anuncian la víspera de
las misas de aguinaldo y misa de media noche o misa de Gallo.
Como
es conocido por muchos. en casi todo el territorio nacional se efectúan estas
caravanas, pero en Palmira tienen una connotación especial. Estas caravanas son una expresión que caracteriza la transculturización
y la fusión de dos mundos que se ha dado en estas tierras. Las vísperas a las misas
de aguinaldo en Palmira se inician el 15 de Diciembre y culminan el 24 del
mismo mes, reúnen a familiares y amigos en las calles de la población especialmente
alrededor de la plaza Bolívar frente a la iglesia. Bajo el brillante sol del
mediodía, se comparte, se toma calentao, mistela y demás bebidas típicas
andinas, se oye música y hasta se baila luego. Cuando la campana mayor lanza al aire su
repiquetear indicando que son las doce, se quema una estruendosa recamara de
morteros, se lanzan fuegos artificiales, y papelillo que inundan de color ruido
y olor las calles del pueblo. Después dentro del mayor jolgorio hacen su
aparición diablos, brujas, duendes, viejas desdentadas, disfraces que parodian personajes celebres
del municipio, el estado o el país. Bandas y conjuntos musicales, carrozas
multicolores adornadas de papel maché,
matas de plátano, o tejidas con caña brava, y juncos silvestres. A la una de la tarde el evento culmina, en el pueblo y se traslada
hasta el sector celebrante. En ocasiones a las nueve de la noche se hace una
quema especial de artificios pirotécnicos y culmina la celebración dejando a
los participantes llenos de regocijo y “empapados en alcohol como diría la
canción de Serrat”. A veces preparados para asistir en la madrugada del día
siguiente a la misa de aguinaldo.
Ante el turista foráneo que observa los actos pareciera que los
mismos surgen de manera espontánea, casi silvestre una mezcla abigarrada de
personas, autos, ruido, sol achicharrante, humo, rastros de pólvora y licor. Un
collage barroco de personas y cosas. Sin orden ni concierto copiados de
generación en generación. Sin embargo, para el ojo entrenado del observador local,
la parafernalia que acompaña la actividad, se compone de mil detalles que hacen la fiesta “buena o mala”: la puntualidad y el largo de la recamara, su
eficiencia al momento de ser quemada, la originalidad de las carrozas, el tema
del disfraz, el tiempo de recorrido, en fin, detalles sutiles que distinguen y
originalizan cada víspera celebrada.
La
costumbre indica que durante los primeros meses del año en cada una de las
parroquias que conforman el municipio, se reúnen algunos habitantes con el
objeto de integrar las llamadas “capitanías”, que son en general las encargadas
de coordinar, organizar y ejecutar. Lo concerniente a la festividad del sector
para el venidero mes de Diciembre del año que corresponda. Estas capitanías
tienen dentro de sus responsabilidades programar eventos y actividades durante
el transcurso del año con el fin de recaudar fondos para financiar las
festividades, de igual forma ya en el segundo semestre se encargan de contratar
los conjuntos y bandas que desfilarán, financiar lo referente a los gastos de
pólvora, regalos, comida. Licor y demás insumos propios de la celebración. Más
adelante y en la cercanía de la víspera, de evaluar los disfraces y financiar
parte de la conformación de las carrozas.
Es tradicional elaborar “el programa” que comprende una hoja de papel
algunas veces de tamaño 40 x 50 cm otras de tipo carta o en cartulina, donde
con versos ingenuos, jocosos o mordaces, se describe la actuación de la
capitanía, se critican los fallos de las demás celebraciones, y se zahieren los
vecinos “tacaños” cuyo aporte a la celebración fue considerado insuficiente. Y
luego el día que corresponde, se baja al pueblo, se alborota la muchachada, se
hace bailar hasta los cojos y rejuvenecer a los viejos. En fin, nuevamente se
repite la tradición que año tras año le da nombre a una de las festividades más
esperadas por todos, “la Navidad en el
municipio Guasimos”.
(las fotografías que acompañan el articulo son propiedad de Jesús Pérez)
UNVAGOAHI
23 de Diciembre del 2013
8.
PM
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