Caneyes 02 de Marzo del 2012.
Una
mañana cualquiera
Esta mañana de marzo me levante tempranito, porque anoche se nos acabó el gas y sé lo que significa
ahora conseguir una bombonita de Diez kilos para irla pasando, mientras que mi
compañía proveedora logra entregarme las dos bombonas de dieciocho kilos, que se
pidieron en octubre del 2011 y que aun no llegan. Es viernes, Me visto
rápidamente y Salgo corriendo porque si llego después de las Siete de la mañana, la
cola para comprarlo es descomunal y seguramente se agota antes que me toqué el
número. Yo vivo en Caneyes, Municipio
Guásimos, del estado Táchira y para comprarlo debo ir hasta Táriba, municipio
Cárdenas. A unos seis kilómetros de mi casa. Así que tomo la vía panamericana, son las seis y media, llueve, hace frío, un viento crudo se mete por todos lados. Recorro los primeros tres kilómetros sin contratiempo; excepto los más de diez policías acostados o reductores de velocidad que
hay en la carretera y la innumerable cantidad de huecos diseminados a todo lo
largo del recorrido. Al llegar a la la carrera uno de Palmira, la vía
se encuentra bloqueada por más de cien personas y autos aparcados a ambos
lados. – lo que me
faltaba. Una protesta – Bajo del auto, tomo la bombonita para cruzar
caminando la manifestación, cuando para mi sorpresa descubro que no es una protesta de vecinos inconformes, es, que a
la ferretería de Asdrúbal llegó el Cemento, si señores, Cemento, hermosa palabra. Hoy estas personas compiten por comprar lo que puedan, aunque sea una paca.
La presente imagen es meramente ilustrativa no corresponde a la ocurrida el día del evento narrado |
En fin, atravieso casi corriendo el tumulto, me
dirijo hasta un taxi que por allí se encuentra. Salimos volando para Táriba. Llego a las siete y cuarto am. Todo bien, por delante mío hay unas diez personas. Coloco la bombonita en el suelo detrás de otra haciendo fila. Le miro la cara a los
vecinos que se encuentran reunidos a la espera, me siento afortunado -estoy
entre los primeros-. Miro mis manos, las tengo sucias de tierra y grasa. Miro las manos de quienes junto conmigo hacen cola, gente humilde, sus ropas y sus manos lo dicen a gritos. No hay ninguna
mujer, solo hombres. Detrás de mí van acumulándose bombonas y personas en una
interminable fila de esperanzados. Son las siete y cuarenta. A las ocho debe llegar el vendedor
y con suerte a las nueve estaré en casa para
que Marlene prepare el desayuno. Nada. Las ocho y media. El hombre no llega. Para
ese momento la fila es grande y malhumorada, algunos indagan con trabajadores
de la estación de servicio y les informan que no nos preocupemos que gas si hay.
Son las nueve, ya no llueve. Por fin, se
aparece el vendedor, viene en una Blazer verde, tiene unos cuarenta años, viste gastados pantalones de kaki, una mugrienta franela a rayas y sandalias. Es bajito,
calvo, rechoncho, luce un bigotito chino que le da un aspecto extraño. Al
verlo la fila se mueve y se encrespa como una serpiente, cada vecino toma su
bombona y se angustia por ser atendido. Todos nos vemos ansiosos. El vendedor
llega. Tranquilamente pasa hasta donde se encuentra un vendedor de Tintos, Chocolate, te y aromática. A
solo 5 bolívares el vasito. Saborea
lentamente un cafecito negro. Luego, el demorado se acerca hasta la fila y con voz
estentórea, regodeándose en la tragedia de los que allí estamos mansamente
esperando, grita: – ¡GAS NO HAY SINO
HASTA EL LUNES! – Sin decir más, se aleja, sube a su camioneta y se va. Se me hace un nudo en el estomago - ¿y,
entonces?- Me pregunto -¿qué carajos voy a hacer hasta el lunes?- la fila, con
un murmullo de impotencia se desarticula y se disuelve en momentos. Me regreso para
la casa con las cajas destempladas. Subo la panamericana, en taxi porque en
buseta no aceptan cargar bombonas.
La presente imagen es meramente ilustrativa no corresponde a la ocurrida el día del evento narrados |
La presente imagen es meramente ilustrativa no corresponde a la ocurrida el día del evento narrado |
Unva Goahi
02 de Marzo del 2012.
Caneyes 11 am.
jajajaja, que historia, cualquiera dirìa que es real, nada pero se que es coincidencia, jajaja, me encanto.
ResponderEliminarEnhorabuena cariño, te felicito por tu comentario inicial "SOLO QUIERO SER YO SIN ARREPENTIMIENTOS", yo siempre digo "HOY SOY YO SIN ARREPENTIMIENTOS".
Ah.....espero q al final de la historia, Marlene pudiera hacerte el desayuno, jajajaja. Exitos.
Gracias amor, mira, aspiro publicar una entrega cada miércoles. espero continúes leyéndome.
ResponderEliminarhola Jesùs!!!! es la vida cotidiana de las personas que de verdad no tienen como comprar una Bombona de gas, yo como trabajo y no tengo tiempo te comprar una Bombona pequeña y los camiones repartidores no llevan pedidos a los hogares de ese tamaño, yo le pago a una persona q se gana el dinero haciendo mandado, la mando comprar para no calarme una cola como esa y perder el dìa de trabajo, y es verdad para todo hoy en dìa hay q ser cola, es triste, pero esa es la vida real de nosotros los Venezolanos....èxito en la narraciòn de todas tus historias...besos y abrazos...
ResponderEliminarHola Yanixa me alegro que te haya gustado el relato no olvides que el próximo miércoles subiré una nueva historia.
ResponderEliminarHola Jesus Manuel, que bueno leerte de nuevo, te comento que de verdad no sabia que muchos estados de Venezuela sufrían de gas domestico, y ahora que leo tu escrito no entiendo como han podido soportar tanto? Yo soy de Maracaibo, y es un estado que no tiene problemas de gas domestico a excepción de un episodio hace varios años donde hubo problemas tanto de gasolina como de dicho gas y fue un caos total, por eso te digo que los admiro a todos los que sufren esa carencia ya que en los 3 meses que los zulianos tuvimos sin ese gas fue horrible, hacer las interminables colas y con ese calor que hace aca, para comprar la bombona y luego como tu dices, ya al final, escuchar decir "NO HAY MAS, SE ACABO" Diossssssssss, que ¡IMPOTENCIA! y te comento que cuando uno tiene algo en abundancia no le toma importancia sino hasta que escasea, aunque he conocido personas que dejan sus hornillas encendidas día y noche en sus hogares aquí en mi ciudad y me parece una falta de desconsideración, e ignorancia, ya que como ustedes hay personas que hacen largas colas esperando cambiar una bombona vacía por una llena y gente inescrupulosa no se da cuenta de ello. Al igual que la gasolina, acá nosotros vamos y llenamos el tanque a la hora que queramos en eso somos privilegiados aunque leí las noticias que parece que vamos a tener ese sistema que ustedes tienen del Chip...que estresss de nuevo jajajaa. Un abrazo amor.
ResponderEliminarHola Irene gracias por leer el cuento y espero te haya gustado.
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